Ésta semana hubo mucha batahola con lo del presupuesto para la educación y el cierre de procesos en colegios. Los ánimos están tensos, se viene fin de mes con una sequía financiera grave que me hace arrastrar moribunda y deshidratada al día 29, y necesito con urgencia descansar....pero he aquí la contradicción...
Volviendo del trabajo pasé por el centro (a pie, por supuesto, porque soy incapaz de usar locomoción colectiva con éste calor, no hay dinero para taxi y me convenzo a mi misma de que me ayuda a conservar la línea) y , oh sorpresa, había una pequeña exposición de productores en pequeña escala y uno de ellos llamó mi atención: Pimienta Austral de canelo. No se podía degustar ni,obviamente, abrir el frasco, así que con toda la fe del mundo compré el último de granos enteros. Al llegar a casa me conecté y revisé páginas y páginas con alusiones a dicha pimienta, estudiando los detalles de su fabricación por un hombre que ahora admiro y envidio un poco. Paso siguiente, invento que tengo hambre y me preparo unos tallarines, a los que le agrego un par de mis valiosos granos, molidos a mano: la sorpresa es inmediata, el picor ataca en forma certera y suave, como el amor, dejando un recuerdo de jengibre y anís...pura frescura.
Según mis averiguaciones hace ya un par de años que la Pimienta de Canelo existe en el mercado, pero de verdad lo ignoraba y me encantó, además de que puedo asegurar que ésta no es publicidad pagada ya que cuando la compré sólo quedaba un frasco más, pero de la versión molida (que nunca es lo mismo) y el vendedor me sugirió que la comprara también, para no dejarlo con un frasco nada más, a lo que respondí que claro, siempre que me hiciera un precio (lógico, no?) pero curiosamente se negó, por lo que se quedó con su dichoso frasco.
En fin, valió completamente la pena la inversión, que se suma a mis semillas de cilantro, compradas en un último viaje a Concepción, para la VI Feria AMDEL 2010, que congrega a productores locales y artesanías, donde se exponen y degustan los productos de la zona, que por fin sacan la voz para reclamar su sitial perdido y dejar de ser novedad en boca de los llamados chefs de la Nueva Cocina Chilena, como le sucedió al humilde y delicioso merquén.
Para terminar, un servicio de utilidad pública: estoy buscando molinillos de pimienta de buena calidad (sin piezas plásticas) y en lo posible que no sean de madera ;)