Fue una semana intensa, rara,colmada de malas energías y tragedia, todo coronado por el suicidio de una alumna cuya vida fue breve y llena de sufrimientos. Cuando pasan este tipo de cosas no puedo evitar guarecerme en un lugar seguro y cómodo, donde nada sea tan feo ni poderoso para herirme, ni inhóspito para hacerme creer que estoy sola.
El primer lugar en el que pienso, como mujer enamorada y (para mi desgracia) un poco romántica, son los brazos de mi amado, quien desgraciadamente está (a veces para mi fortuna) bastante lejos físicamente y no puede consolarme como lo requiero. Luego me viene el mejor de mis consuelos, pero dado que se avecinan fiestas importantes y me desaté comiendo demasiado meses (por no decir años) es ahora que debo controlarlo y seguir adelante...pero con qué gusto me comería una Foccacia de ésa panadería de Valparaíso, cerquita del Parque Italia, ahora mismo! Así fue como llegué al lugar que quería, al momento pleno del que nadie me puede sacar, y me revuelco en el recuerdo feliz, embriagada...Valparaíso, amor y placer culpable, te hurgo y disfruto con ansias de amante torpe, recorro una y mil veces tus calles raras, lúgubre y fétidas,llegando siempre a lugares nuevos. Nunca eres el mismo, y te veo como hogar, vuelvo a ti siempre y me esperas siempre con más y mejores cosas, como ésa Focaccia, rebosante de cebollas salteadas, destilando aceite, que no esperan salir de la panadería para empezar a ser devoradas sin culpas en la misma cuneta sucia....gracias Valparaíso por devolverme la calma, recordé que en el Jumbo tienen la copia infeliz de aquél consuelo...todo sea por dormir
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